En el regazo del monstruo alado ella deja pasar el tiempo para construir un discurso narrativo naíf
A veces te nutres de recuerdos mortales y descubres que puedes vivir con los ojos abiertos y los miedos dormidos. Busco cuerdas que calmen esta nostalgia de caricias, un armazón musical que resuene ecos de ella como única misión posible para consagrar un ritual de piernas en una mirada subyacente. Por debajo de esta apariencia hosca, mi sonrisa enmascara este rictus perpetuo de ruina en un mundo de color y maquillaje. No termina la ficción y comienza la realidad como parte de la misma historia. Ella es un argumento inagotable y autosuficiente de la irresistible telenovela de esta variable invención. Un laboratorio de semiología aplicada que actúa sobre el sinsentido de la vida en un movimiento que renace en el amor.
La experiencia Americana en la academia militar de West Point con Ray Mabus es la alegría de un «campus» lleno de uniformes teñidos de verdor. Una desnudez sobre la gran alfombra de hojarasca que no remueve indiferente el viento. ¿De que sirve madrugar si no sueñas con vivir?
A veces no soy el regalo de una mirada complaciente sincera. Es tiempo de dejar atrás ese paradigma de desierto donde el pensamiento fiscaliza esta presencia mental de ella. Ahora llueve y mi mirada va de espaldas, olvidando el eje del horizonte, cerrando costuras del alma y abandonando este cuerpo empapado de ella. Se me van los días en ganar la vida.
En el trayecto de San Francisco a Los Ángeles sueño en REM, y la veo esplendorosa corriendo por las aguas de un océano cálido. ¿Seré capaz de descubrir la teoría del todo o ese conjunto de simples ecuaciones que expliquen el fenómeno de la existencia de un amor mudo?. Aquí, ella es la orilla Sur de mi Norte. Somos río, tierra y América.
Te amo Lady Laura.
Escrito en la sala British Airways Oneworld Business Lounge por Chicho Valentino el día que John Kerry preside la ceremonia de izado de bandera en la embajada de EE UU en La Habana